Danza y política: más allá de las fronteras

Por la Dra. Dana Mills, tutora de política en los cursos de verano de Oxford

Los seres humanos siempre han bailado. Los seres humanos siempre se han unido para vivir en comunidades organizadas y, al mismo tiempo, se han distanciado de otras personas.

Como activista y bailarina, siempre me ha interesado la forma en que estas dos formas de actividad humana se relacionan entre sí, por lo que terminé escribiendo mi doctorado sobre este tema y, ahora, mi primer libro.

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Mi motivación y suposición a lo largo del largo proceso de elaboración del libro (8 años) han sido que quienes consideramos desiguales y marginales en la política formal pueden utilizar otras formas de comunicación a las que no siempre prestamos atención para alzar la voz contra la injusticia. Dos mujeres sobre las que he escrito mucho y que me han sido fieles compañeras (me refiero a ellas como «mis novias muertas del pasado») son Isadora Duncan y Martha Graham, dos de los nombres más importantes de la danza moderna. Difieren mucho en su enfoque del género, pero en el trabajo de toda una vida hicieron de la danza uno de los espacios de creatividad más aptos para las mujeres.

También me interesan mucho las cuestiones de raza, por lo que pensar en Sudáfrica era obvio y desafiante. Un país que se está recuperando de años de apartheid formalizado en la ley, el país también ha dado lugar a algunos de los activismos igualitarios más inspiradores, tanto de palabra como de otro tipo. La danza con botas de goma, inventada por mineros de oro negros a quienes sus jefes blancos les prohibían hablar, se convirtió en su único método de comunicación. El uso de la danza cuando no se pueden expresar las palabras (como dijo Martha Graham, «el cuerpo dice lo que las palabras no pueden») también es crucial en Palestina, donde el dabke se practica como danza nacional (aunque el país lucha constantemente por la soberanía nacional) y para liberarse de la ocupación israelí. Al mismo tiempo, los coreógrafos israelíes utilizan la danza para protestar contra las acciones de su propio gobierno.

Hay muchos otros casos que encontré mientras escribía el libro, tendrás que leerlo para descubrirlo, ¡y espero escuchar algunos de tus propios ejemplos de cómo entiendes la conexión entre la danza y la política!

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